jueves, 4 de febrero de 2010

Y los esclavos dijeron basta: la Independencia de Haití

Haití es una de esas naciones del mundo que solo se asoman a nuestros televisores y diarios cuando ocurre allí una desgracia ya haya sido esta provocada por el hombre (algún levantamiento armado encaminado a derrocar al Gobierno de Puerto Príncipe) o alguna catástrofe natural como la que recientemente ha sacudido al país.
Lo que quizás muchos no sepamos es que este rincón del Caribe acogió durante los turbulentos años de la Revolución francesa uno de los episodios más llenos de épica, espíritu de libertad y por qué no, ciertos toques de romanticismo al ser este país escenario de una rebelión de esclavos que acabará desembocando en la primera república negra del mundo. En la presente entrada nos dedicaremos a estudiar quiénes guiaron a la colonia más próspera del Caribe a ser un país independiente gobernado por ex-esclavos.

La actual república de Haití se erige sobre la antigua colonia francesa de Saint Domingue. Los franceses controlaban el tercio occidental de la isla de La Española desde finales del S.XVII cuando comenzaron a ocupar partes de la isla aprovechando la debilidad de los españoles. Durante la siguiente centuria los franceses convirtieron Saint Domingue en la colonia más próspera de todo el Caribe con una economía basada principalmente en el cultivo de la caña de azúcar. De hecho, Saint Domingue sola era más productiva que la suma de todas las colonias británicas en el Caribe. Esta prosperidad fue más acusada a raíz de la independencia de los Estados Unidos en 1783, cuando comenzó a florecer un rico comercio azucarero entre la joven nación y la colonia francesa.

Para mantener esta productividad, Saint Domingue demandaba mano de obra esclava, concretamente unos 30.000 esclavos negros anuales. Estos esclavos fueron suministrados primero por compañías monopolistas creadas por el Gobierno francés y posteriormente por ricos comerciantes radicados en las más importantes ciudades costeras. Cada vez más dependientes de estos comerciantes, algunos sectores criollos blancos comenzaron a conspirar para alcanzar mayores cotas de poder económico y político.
Otro sector bastante desafecto eran los mulatos y negros libres. Eran pequeños propietarios y despertaron el recelo de la clase dirigente blanca que dictó una serie de normas discriminatorias para vetar el ascenso de los mulatos a las esferas de poder. Esto provocó que los mulatos se organizasen en la Société des Amis des Noirs, encaminadas a defender sus derechos frente a las autoridades criollas blancas. Esta Sociedad no tardó en trabar contacto con algunos sectores revolucionarios franceses a los que prometieron ayuda financiera a cambio de derechos políticos. Los mulatos cumplieron su palabra, pero París vaciló bastante, temeroso de tener que emancipar a los esclavos y perder así a la prosperidad de la colonia.

Viendo como el Gobierno francés faltaba a su palabra, los mulatos trabaron contacto con los británicos para obtener por las armas lo que las leyes les negaban. Así, Vincent Ogé y algunos otros mulatos desembarcaron en Saint Domingue en octubre de 1790, aunque acabaron siendo detenidos y ejecutados por las autoridades coloniales francesas. Toda esta lucha por la autonomía en el caso de los blancos y la igualdad en el caso de los mulatos se hizo de espaldas a los esclavos negros, que pronto tendrían algo que decir.

En efecto, en 1791 se produciría un levantamiento de esclavos en la parte sur de la isla. Alarmados por el cariz que tomaban los acontecimientos, mulatos y blancos formaron un frente común frente al levantamiento de los negros, aunque esta alianza no duraría mucho. Los esclavos negros se vieron apoyados por los españoles de Santo Domingo, desde donde penetró un Ejército compuesto por negros exiliados y milicias criollas.
El 4 de marzo de 1792, el Gobierno francés decreta la igualdad de derechos entre mulatos y blancos, lo que espanta a estos últimos que empiezan a buscar el apoyo de los británicos de Jamaica. Para encauzar esta situación París envía a la colonia un Ejército de 6.000 soldados a cuyo frente estaba el jacobino Leger-Felicité Sonthonax, que acabó decretando la abolición de la esclavitud con el fin de encauzar la situación y detener las invasiones española y británica.

Esta acción atrajo al principal caudillo revolucionario negro: Toussaint Louverture, que pasó al bando francés con un Ejército de 4.000 hombres. Los negros que no se acogieron al decreto de Sonthonax se alistaron a las filas españolas y los mulatos se dividieron entre los que apoyaban a las autoridades coloniales y los que apoyaban a los blancos y la intervención británica.
Toussaint acabaría siendo el hombre fuerte de la situación y el principal comandante militar francés en Saint-Domingue, alcanzando en 1797 el grado de general de división. Gracias a su genio militar acabaron siendo expulsados los españoles, que debieron de replegarse a su propio territorio cediendo algunas importantes zonas ganaderas a los franceses. Por su parte, los británicos se acabarían replegando a Jamaica tras una guerra que había costado las vidas de 25.000 soldados.
Antes de retirarse, los británicos pactaron con Toussaint no volver a intervenir a cambio de ciertas concesiones comerciales. Durante las negociaciones, los británicos ofrecieron a Toussaint la posibilidad de independizarse bajo su protección, pero el líder negro se negó, temeroso de tener que enfrentarse con los mulatos. Prefirió pues, seguir gobernando la colonia en nombre de Francia. Esto no impediría que entre 1799 y 1800, Toussaint tuviese que sofocar una revuelta mulata en el sur de la isla.

Mientras Toussaint intentaba restaurar la prosperidad económica de Saint Domingue, Napoleón se hacía con el poder en Francia. Deseoso de establecer un gran imperio colonial francés en América, Bonaparte se aprestó a restaurar el control absoluto de Francia sobre Saint Domingue. Para ello proyectó enviar un Ejército al Santo Domingo español (actual República Dominicana) que los españoles habían cedido a los franceses mediante el Tratado de Basilea. Este Ejército tenía dos funciones claras: tomar posesión del Santo Domingo español y desalojar a Toussaint del poder. Sin embargo, el líder negro fue más rápido y él mismo se encargó de reunificar la isla y de reorientar la economía dominicana de la ganadería a la agricultura en grandes extensiones.

El 29 de enero de 1802, el general Victor Emmanuel Leclerc al mando de 58.000 soldados desembarca en La Española dispuesto a acabar con el gobierno de Toussaint Louverture. Los franceses avanzaron por diversos frentes: una parte del Ejército marchó hacia Santo Domingo, que cayó con poca resistencia, mientras numerosos regimientos desembarcaron en la mitad de la parte española de la isla.
Mientras esto ocurría, la Armada francesa cañoneaba Puerto Príncipe y Leclerc, al mando del grueso del Ejército marchaba sobre Cap-Français ciudad que acabó cayendo en sus manos tras no pocas dificultades. El 7 de junio, Toussaint fue traicionado y entregado a los franceses. Moriría un año después en prisión.

Negros y mulatos se unieron bajo el mando de uno de los lugartenientes de Toussaint llamado Jean-Jacques Dessalines. Dessalines continúo la lucha ante un Ejército francés muy mermado por la fiebre amarilla. Incluso el propio general Leclerc acabaría sucumbiendo ante esta enfermedad. En 1804 las tropas francesas acabarían capitulando y retirándose de aquel paraíso tornado en infierno por culpa de las enfermedades y del valor de los antiguos esclavos dispuestos a pelear por la independencia.

En enero de 1804, Dessalines y otros caudillos negros y mulatos proclamaron la independencia de la República de Haití (en honor a uno de los caciques indios que gobernaba la isla a la llegada de los españoles). Nacía así la primera república negra del mundo y la primera república latinoamericana independiente con un modelo (la independencia hecha por el levantamiento de los esclavos) que no se vería en cualquier otro proceso independentista de los que le siguieron.

FUENTE: Frank Moya Pons "La independencia de Haití y Santo Domingo" en Leslie Bethell ed. Historia de América Latina volumen 5, La Independencia

4 comentarios:

  1. Un artículo interesante. ¿De verdad lo publicaste a las 7 de la mañana? ¿Recién levantado, o aún no te habías acostado?
    Un saludo:)

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  2. Gracias. En verdad lo publiqué a las siete de la tarde lo que pasa es que me lo pone como si lo hubiese hecho por la mañana.
    Nos vemos jefe

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  3. Ya había comentado el amigo Francisco su idea de hacer un post sobre Haití. Ahora que esta nación está tan castigada, es bonito rememorar su Historia, chapeau por el buen gusto y la versatilidad de este blog no deja de sorprender agradablemente.

    ¿Va finalmente el Consejo de Estudiantes de la Facu a hacer algo de envío de ayuda? No dudes en hacérmelo saber si es que sí.

    PD: Totalmente de acuerdo con tu encabezamiento, pareciera que solamente se pudiera hablar de determinadas zonas en caso de crisis. Reseñas como la tuya van contracorriente y nos encanta. Cordiales saludos

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  4. Muchas gracias amigo, los sabios y atinados comentarios que mis lectores me dejan por aquí son el mejor acicate para seguir publicando.

    P.D. Se habló mucho de hacer algo al respecto y se concretaron algunas cosas, ahora queda lo más duro, echarlo a funcionar. Conforme sepa algo te aviso.

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