Iván IV, apodado con toda justicia El Terrible (1530-1580) es una de las figuras más controvertidas de la Historiografía rusa. Podemos leer mil y un trabajos en los cuales su contradictoria figura es alabada y denostada a partes iguales.
Iván El Terrible ha sido calificado de asesino, demente, loco, intelectual, modernizador, fanático religioso, excéntrico y mil y un adjetivos que le alaban o le defenestran a partes iguales. Y a decir verdad, la grandeza de la figura del Zar que despertó la admiración de Stalin está en que es todas esas cosas. Pese a la atrocidad de los crímenes que pudo cometer contra sus desdichadas esposas y sus pobres súbditos, Iván IV intentó la difícil tarea de abrir Rusia a Europa, aunque sin renunciar a sus raíces y consiguió (a costa de mucha sangre vertida) implantar el poder real en Rusia en detrimento de la todopoderosa nobleza cortesana, los boyardos. Es el sanguinario padre de la Rusia moderna que permanecerá inalterable hasta que la Revolución de Octubre la haga saltar por los aires. Con todos sus defectos y sus virtudes, Iván IV sembró y regó con la sangre de innumerables desdichados la semilla de la Rusia moderna.
Hijo del Zar Basilio III y de su esposa Elena, Iván fue elevado al trono en 1533 tras la muerte de su padre. Solo tenía tres años y su madre se hizo con las riendas del poder. Elena tuvo la difícil tarea de hacer frente a las aspiraciones de los boyardos (siempre dispuestos a hacerse con más poder aprovechando situaciones de debilidad de la Corona) y a la presión exterior que ejercían lituanos y tártaros. Elena acabaría muriendo envenenada cinco años más tarde de hacerse con la Regencia, presuntamente envenenada por los boyardos.
Encerrado en sus habitaciones del Kremlin, con el único apoyo de su hermano sordomudo Yuri, el joven Zar quedó convertido en un juguete en manos de una nobleza dispuesta a sacar tajada de la situación. El único apoyo que tenía el joven Iván era la Iglesia ortodoxa, que le imbuyó un profundo espíritu religioso, así como la idea de que Moscú era una nueva Roma tras la caída de Constantinopla en manos de los turcos.
En 1547 alcanzaría la mayoría de edad. Dos semanas después se casaría con Anastasia Románova (la primera de las ocho esposas con las que llego a unirse).
Instalado en el trono empezó a dar una serie de leyes bastante positivas: modernizó Moscú, centralizó y reformó la Administración, recopiló y reformó las leyes en un nuevo código, dio voz y voto a la burguesía en los Estados generales, fundó escuelas, modernizó el Ejército introduciendo el arcabuz... todo con un objetivo: alejar a los boyardos de las esferas de poder.
En política exterior se lanzó a la conquista de los kanatos tártaros de Kazán, Astrakán y el valle del Volga, lo que facilitó la posterior expansión rusa hacia los Urales. Allí emprendió una política de exterminio y deportación de la población civil tártara, reemplazándolos por colonos rusos a los que vinculó a la tierra. En conmemoración de sus victorias levantó la Catedral de San Basilio en 1555. Otro de los pilares de la política exterior de Iván IV fue intentar ganar una salida al Báltico, pero ahí se topó con la oposición de polacos, lituanos y escandinavos que bloquearon cualquier entrada de avances tecnológicos procedentes de Europa. Esto provocó que el Zar se lanzase a una serie de infructuosas campañas que no sirvieron nada más que para aumentar el descontento con su política. Pese a todo logró trabar esporádicos contactos comerciales con Inglaterra.
En 1560 moría su esposa Anastasia que había sido una positiva influencia para el Zar. Cada vez más impredecible en su humor, Iván IV se entregó al sadismo más salvaje mandando asesinar a todo aquel que pareciese sospechoso de tramar con él. En 1564 un Ejército polaco al mando del Príncipe Kubsky (héroe de las guerras tártaras que había pasado al bando de los polacos) penetró en Rusia. El temor a una rebelión hizo que Iván IV y su familia se retirasen. El vacío de poder hizo que le llamasen para volver a Moscú, cosa que hizo a cambio de más poder. Al llegar dividió el reino en dos partes: la que conservaría la antigua administración y una nueva zona llamada "Oprichinna". Allí establecería un siniestro ejército de 6.000 hombres llamados oprichnik, mitad monjes, mitad soldados; los oprichnik se dedicaban a matar a todo aquel que el Zar considerase como traidor. Este siniestro instrumento fue del que se valió Iván IV para levantar un Estado centralizado y absoluto, aunque a costa de la sangre de miles y miles de boyardos, militares, eclesiásticos, campesinos...
Las malas cosechas provocó que los tártaros y los polacos marchasen contra Rusia. El Zar, cada vez más demente debido a sus problemas con la bebida acusó a los oprichnik de traición e hizo una purga entre sus filas. Poco después este siniestro Ejército fue abolido.
La última década de su reinado fue demencial. Marcadamente desequilibrado, Iván vivió a caballo entre el sadismo y el fanatismo religioso más exacerbado. Sus esposas morían golpeadas por él mismo o asesinadas por orden del Zar. Las más afortunadas entraban en un convento. Fue entonces cuando se ganó el apodo de "El Terrible". En 1580 asesinaría a su hijo y heredero Iván con un golpe de maza. Al igual que en todos sus crímenes, Iván IV mostró un dolor y arrepentimiento tremendos.
Cada vez más loco, fantaseó con la posibilidad de contraer matrimonio con Isabel I de Inglaterra, algo que nunca fructificó. Acabó sus días rodeado de brujas y desvariando hasta su muerte en 1580. Le sucedió su hijo Fiodor I.
Iván IV era un hombre de grandes contrastes: muchos le han tildado de sádico asesino y otros de sabio administrador. Y la verdad es que era ambas cosas. Su hijo Fiodor I recibiría un Estado centralizado y absoluto, con un Ejército moderno. Eso es innegable, como el hecho de que todo eso se levantó gracias a la sangre de miles y miles de personas muertas a manos de un maníaco que creía tener una misión divina.
FUENTE: Iván El Terrible, un demente en el trono de Rusia en "Historia y Vida" nº489 pp 60-67
Muy bueno el artículo, estás seleccionando unos grandes temas, jeje, ¿se admiten peticiones o has trazado ya un plan de ataque?
ResponderEliminarNo hay trazado plan de ataque más allá del próximo artículo, que tratará de la Revolución haitiana en recuerdo de los tristes sucesos que acontecen allá. Pero por supuesto que se admiten sugerencias y mas cuando vienen de un buen amigo como tu!!!!!
ResponderEliminarHaití merece que recordemos un poco su Historia, más ahora que está de triste y rabiosa actualidad. Terriblemente Iván, artículo muy medido sobre tan macabro líder. Muy interesante. 1 abrazo.
ResponderEliminarHemos intentado mostrar que Iván tenía dos caras y no me parecía justo ocultar una de ellas.
ResponderEliminarDentro de poco intentaremos recopilar bibliografía para dar luz a uno de los episodios más fascinantes de la Historia humana