De todas ellas, quizás la que más ha estimulado la imaginación de escritores, pintores y recientemente, cineastas ha sido la Tercera Cruzada (1188-1192). Si analizamos lo que implicó para los intereses cristianos en Tierra Santa, esta Cruzada es intrascendental pues pese a que se consiguió que los cristianos pudiesen peregrinar a Jerusalén, la ciudad Tres veces Santa seguía en manos de los musulmanes.
Pero sin duda, si esta Cruzada ha seducido a tantas y tantas generaciones a lo largo de la Historia es por el hecho de que en ella participasen los tres reyes más importantes de su tiempo (y de ahí su sobrenombre de la "Cruzada de los Reyes") y por el duelo entre los caudillos más importantes del mundo Cristiano y Musulmán: Ricardo Corazón de León, rey de Inglaterra y Salah al-Din, sultán de Siria y Egipto.
El ascenso de Salah al-Din (conocido como Saladino) supuso la mayor amenaza que habían afrontado los Estados cruzados desde su creación tras la Primera Cruzada. Saladino unificó a los poderosos estados islámicos de Siria y Egipto y esperó el momento para tomar Jerusalén, ciudad santa también para la religión musulmana. La excusa se la dio el caudillo cristiano Reinaldo de Châtillon al atacar una caravana de comerciantes musulmanes., violando así los acuerdos que permitían a los comerciantes musulmanes transitar por las tierras francas siguiendo sus tradicionales rutas comerciales. Este ataque le dio la excusa perfecta a Saladino para atacar al Reino de Jerusalén. La Batalla de Hattin en 1187 provocó el aplastamiento del Ejército cruzado y la captura del Rey de Jerusalén, Guido de Lusignan. Con esta derrota, las tropas musulmanas tenían su camino expedito hacia Jerusalén, que acabó cayendo en manos de Saladino. Jerusalén se había perdido.
Ante este acontecimiento, el Papa Gregorio VIII convoca una nueva cruzada a la que acuden los Reyes más importantes de la Europa medieval: Federico I Barbarroja del Sacro Imperio Romano Germánico, Felipe II Augusto de Francia y Ricardo I Corazón de León, el rey de Inglaterra.
El Ejército alemán partió desde Ratisbona, mientras que el inglés y el francés partieron juntos desde Marsella, desgajándose las tropas francesas hacia Génova. Los Ejércitos cruzados avanzaron como tres Ejércitos distintos
En su camino, la expedición alemana (que se había incrementado con la incorporación de 2000 soldados húngaros al mando del Geza, el hermano menor de Bela III, rey de Hungría) capturó el 18 de mayo de 1190, la plaza de Konya, capital del Sultanato del Rüm. El 10 de junio, al cruzar el Río Saleph, Barbarroja caería de su caballo y se ahogaría a causa de su pesada armadura. Mermados por la peste y sin dinero que sostuviese la expedición, los alemanes, mandados por el Duque de Austria se retirarían tras la caída de Acre.
Otro hecho destacado previo a esta Tercera Cruzada fue la campaña chipriota llevada a cabo por el Ejército inglés. Ricardo no tardó en hacerse con el control de la isla y convertirla en un reino cuyo rey sería el depuesto Guido de Lusignan. Guido se convertirá en un motivo de fricción entre los monarcas inglés y francés al apoyar Felipe II Augusto a Conrrado de Monferrat para ser el nuevo Rey de Jerusalén.
Finalmente tras muchos incidentes, las tropas francesas e inglesas desembarcaron en Tierra Santa en 1191 y se dirigen hacia Acre, plaza que caerá el 12 de julio de 1191. Durante el asedio la figura de Ricardo acaba eclipsando a la de su par francés, que tras la toma de Acre acabaría volviendo a Francia en una vergonzosa deserción.
Ricardo quedaba solo frente a Saladino y, seducido por la posibildad de entrar en Jerusalén él solo y convertirse en el campeón de la Cristiandad, continúo su campaña, marchando hacia Jaffa, buscando así asegurar la costa antes de marchar sobre Jerusalén.
En esta marcha hacia Jaffa, Ricardo muestra su habilidad como estratega al marchar pegado a la costa, donde su flota controlaba los mares y les aprovisionaba y manteniendo al Ejército unido pese a las continuas escaramuzas que sostenían con los hombres de Saladino, cuyo Ejército seguía bastante de cerca las evoluciones de los cruzados.
El 7 de septiembre de 1191, en Arsuf, Saladino opta por plantar batalla a los ingleses, que acabarán venciendo a las tropas musulmanas, que se batirán en retirada. El Ejército de Ricardo tiene su camino expedito hacia Jaffa, que caerá en manos de los ingleses el 10 de septiembre de 1191.
Se generó entonces una polémica en el Ejército cruzado. Muchos, abanderados por Guido de Lusignan, abogaban por marchar sobre Ascalón, señorío del que el antiguo Rey de Jerusalén había sido investido como señor; otra parte del Ejército quería marchar sobre Jerusalén, ciudad que habían votado tomar y otros, abogaban por consolidar un puerto en la costa para garantizarse la llegada de refuerzos de Occidente. Ricardo opta por la última opción, trabando conversaciones con los musulmanes, que se acabarán rompiendo.
Los cruzados marcharan entonces al interior de Palestina, donde se encuentra con la política de "tierra quemada" llevada a cabo por Saladino. Ascalón acabará cayendo en manos cristianas y allí se replegarán el 20 de enero de 1192, intentando fortificar la plaza. Mientras Saladino concentraba a todos sus hombres a los alrededores de Jerusalén, preparándose para un asedio inminente que nunca llegaría debido a las tensiones surgidas en el seno de los cruzados y a las intrigas del hermano menor de Ricardo, el famoso Juan Sin Tierra, que estaba maniobrando para hacerse con el trono de Inglaterra durante la larga ausencia de su hermano. En 1192, Ricardo pone fin a su aventura y vuelve a Inglaterra tras un periplo que le llevará a caer en las manos del Duque de Austria. Previamente, Ricardo firmaría un tratado con Saladino que permitiría la entrada de peregrinos cristianos a Jerusalén.
Como vemos, pese a los esfuerzos militares de los ingleses, Jerusalén siguió en manos de los musulmanes que pese a todo tuvieron que transigir con la presencia de peregrinos cristianos. Posiblemente Ricardo hubiese podido capturar Jerusalén pero no está tan claro que la hubiese podido retener frente a una contraofensiva musulmana. Militarmente no se cumplieron los objetivos, pero el mundo, tanto el Cristiano como el Musulmán se maravillaron por el encuentro entre dos hombres -Ricardo y Saladino- arquetipos del caballero medieval de su tiempo.
FUENTE: Jean Flori Ricardo Corazón de León. El Rey Cruzado
Las Cruzadas y su época en "Muy Historia" nº1 pp-62-63 pp 70-77
Pero sin duda, si esta Cruzada ha seducido a tantas y tantas generaciones a lo largo de la Historia es por el hecho de que en ella participasen los tres reyes más importantes de su tiempo (y de ahí su sobrenombre de la "Cruzada de los Reyes") y por el duelo entre los caudillos más importantes del mundo Cristiano y Musulmán: Ricardo Corazón de León, rey de Inglaterra y Salah al-Din, sultán de Siria y Egipto.
El ascenso de Salah al-Din (conocido como Saladino) supuso la mayor amenaza que habían afrontado los Estados cruzados desde su creación tras la Primera Cruzada. Saladino unificó a los poderosos estados islámicos de Siria y Egipto y esperó el momento para tomar Jerusalén, ciudad santa también para la religión musulmana. La excusa se la dio el caudillo cristiano Reinaldo de Châtillon al atacar una caravana de comerciantes musulmanes., violando así los acuerdos que permitían a los comerciantes musulmanes transitar por las tierras francas siguiendo sus tradicionales rutas comerciales. Este ataque le dio la excusa perfecta a Saladino para atacar al Reino de Jerusalén. La Batalla de Hattin en 1187 provocó el aplastamiento del Ejército cruzado y la captura del Rey de Jerusalén, Guido de Lusignan. Con esta derrota, las tropas musulmanas tenían su camino expedito hacia Jerusalén, que acabó cayendo en manos de Saladino. Jerusalén se había perdido.
Ante este acontecimiento, el Papa Gregorio VIII convoca una nueva cruzada a la que acuden los Reyes más importantes de la Europa medieval: Federico I Barbarroja del Sacro Imperio Romano Germánico, Felipe II Augusto de Francia y Ricardo I Corazón de León, el rey de Inglaterra.
El Ejército alemán partió desde Ratisbona, mientras que el inglés y el francés partieron juntos desde Marsella, desgajándose las tropas francesas hacia Génova. Los Ejércitos cruzados avanzaron como tres Ejércitos distintos
En su camino, la expedición alemana (que se había incrementado con la incorporación de 2000 soldados húngaros al mando del Geza, el hermano menor de Bela III, rey de Hungría) capturó el 18 de mayo de 1190, la plaza de Konya, capital del Sultanato del Rüm. El 10 de junio, al cruzar el Río Saleph, Barbarroja caería de su caballo y se ahogaría a causa de su pesada armadura. Mermados por la peste y sin dinero que sostuviese la expedición, los alemanes, mandados por el Duque de Austria se retirarían tras la caída de Acre.
Otro hecho destacado previo a esta Tercera Cruzada fue la campaña chipriota llevada a cabo por el Ejército inglés. Ricardo no tardó en hacerse con el control de la isla y convertirla en un reino cuyo rey sería el depuesto Guido de Lusignan. Guido se convertirá en un motivo de fricción entre los monarcas inglés y francés al apoyar Felipe II Augusto a Conrrado de Monferrat para ser el nuevo Rey de Jerusalén.
Finalmente tras muchos incidentes, las tropas francesas e inglesas desembarcaron en Tierra Santa en 1191 y se dirigen hacia Acre, plaza que caerá el 12 de julio de 1191. Durante el asedio la figura de Ricardo acaba eclipsando a la de su par francés, que tras la toma de Acre acabaría volviendo a Francia en una vergonzosa deserción.
Ricardo quedaba solo frente a Saladino y, seducido por la posibildad de entrar en Jerusalén él solo y convertirse en el campeón de la Cristiandad, continúo su campaña, marchando hacia Jaffa, buscando así asegurar la costa antes de marchar sobre Jerusalén.
En esta marcha hacia Jaffa, Ricardo muestra su habilidad como estratega al marchar pegado a la costa, donde su flota controlaba los mares y les aprovisionaba y manteniendo al Ejército unido pese a las continuas escaramuzas que sostenían con los hombres de Saladino, cuyo Ejército seguía bastante de cerca las evoluciones de los cruzados.
El 7 de septiembre de 1191, en Arsuf, Saladino opta por plantar batalla a los ingleses, que acabarán venciendo a las tropas musulmanas, que se batirán en retirada. El Ejército de Ricardo tiene su camino expedito hacia Jaffa, que caerá en manos de los ingleses el 10 de septiembre de 1191.
Se generó entonces una polémica en el Ejército cruzado. Muchos, abanderados por Guido de Lusignan, abogaban por marchar sobre Ascalón, señorío del que el antiguo Rey de Jerusalén había sido investido como señor; otra parte del Ejército quería marchar sobre Jerusalén, ciudad que habían votado tomar y otros, abogaban por consolidar un puerto en la costa para garantizarse la llegada de refuerzos de Occidente. Ricardo opta por la última opción, trabando conversaciones con los musulmanes, que se acabarán rompiendo.
Los cruzados marcharan entonces al interior de Palestina, donde se encuentra con la política de "tierra quemada" llevada a cabo por Saladino. Ascalón acabará cayendo en manos cristianas y allí se replegarán el 20 de enero de 1192, intentando fortificar la plaza. Mientras Saladino concentraba a todos sus hombres a los alrededores de Jerusalén, preparándose para un asedio inminente que nunca llegaría debido a las tensiones surgidas en el seno de los cruzados y a las intrigas del hermano menor de Ricardo, el famoso Juan Sin Tierra, que estaba maniobrando para hacerse con el trono de Inglaterra durante la larga ausencia de su hermano. En 1192, Ricardo pone fin a su aventura y vuelve a Inglaterra tras un periplo que le llevará a caer en las manos del Duque de Austria. Previamente, Ricardo firmaría un tratado con Saladino que permitiría la entrada de peregrinos cristianos a Jerusalén.
Como vemos, pese a los esfuerzos militares de los ingleses, Jerusalén siguió en manos de los musulmanes que pese a todo tuvieron que transigir con la presencia de peregrinos cristianos. Posiblemente Ricardo hubiese podido capturar Jerusalén pero no está tan claro que la hubiese podido retener frente a una contraofensiva musulmana. Militarmente no se cumplieron los objetivos, pero el mundo, tanto el Cristiano como el Musulmán se maravillaron por el encuentro entre dos hombres -Ricardo y Saladino- arquetipos del caballero medieval de su tiempo.
FUENTE: Jean Flori Ricardo Corazón de León. El Rey Cruzado
Las Cruzadas y su época en "Muy Historia" nº1 pp-62-63 pp 70-77