La dos victorias griegas ante los persas (en el episodio conocido por la Historiografía como "Guerras Médicas" y que trataremos en profundidad en próximas entradas) hizo a los helenos tomar conciencia que necesitaban un mínimo de unidad política (que ya existía en el plano cultural y religioso) para conjurar una tercera tentativa persa de invasión.
La solución a este cuestión fue la creación de la Liga de Delos donde estaban representadas las polis griegas .
Sin embargo no tardaron en estallar tensiones entre Atenas y Esparta (las principales potencias griegas que colaboraron a la derrota persa) al recelar los espartanos de la creciente influencia ateniense en asuntos políticos. Las tensiones fueron en aumento hasta que las dos polis resolvieron sus diferencias en el campo de batalla. Esto es lo que se conoce como Guerra del Peloponeso, que también será tratada en próximas entradas y que se acabará saldando con la victoria espartana y la hegemonía de esta nueva polis sobre la totalidad de la Hélade.
Poco o nada pudieron disfrutar los espartanos de su victoria y de su recién estrenada hegemonía pues no tardó en perfilarse una nueva amenaza para Esparta: Tebas. Agesilao II, rey de Esparta, era consciente de esta amenaza y para ello no dudó en enviar tropas a las ciudades vecinas a Tebas con el fin de aupar al poder a gobiernos filoespartanos y crear así una especie de "cordón sanitario" que aislase a su nueva enemiga.
Estos movimientos provocaron el rechazo de Tebas y sus gobernantes empezaron a entablar conversaciones con Atenas para formar una nueva alianza que combatiese a Esparta por tierra y por mar. Así pues, mientras los atenienses aprestaban su flota, los tebanos levantarían un poderoso Ejército. Pero, ¿Sería suficiente para batir a Esparta?
Tebas no tenía un Ejército mediocre, más bien al contrario. Contaba con un cuerpo de 300 hoplitas (infantería pesada) conocidos como "Falange Sagrada". Sus miembros combatían en parejas que habían jurado vencer o morir juntos, lo que daba un alto grado de cohesión al Ejército.
Tebas no tenía un Ejército mediocre, más bien al contrario. Contaba con un cuerpo de 300 hoplitas (infantería pesada) conocidos como "Falange Sagrada". Sus miembros combatían en parejas que habían jurado vencer o morir juntos, lo que daba un alto grado de cohesión al Ejército.
Y al frente de este Ejército encontramos a un hombre excepcional: Epaminondas. De la mano de este general y hombre de estado puede decirse que nace la guerra tal y como la conocemos. Antes la guerra era una mera cuestión de arrojo y valentía, ganando el más valiente o el más insensato al disponerse los Ejércitos frente a frente.
Epaminondas no va a alinear a todos sus efectivos en una misma parte sino que dividirá sus fuerzas en dos grupos (uno de ataque y otro de reserva) que maniobraban con total independencia el uno del otro pero trataban de rodear al enemigo y forzarle a rendirse. Desde este momento, el centro y los flancos contarán con tareas propias a parte de las principales y maniobrarán independientemente la una de la otra y no como había sido hasta ese momento.
Una y otra vez las tropas tebanas fueron venciendo a los espartanos mientras la flota ateniense. Esparta estaba contra las cuerdas y junto cuando ya solo quedaba asestar el golpe de gracia, no tardaron en surgir recelos entre los dos aliados y los atenienses se avinieron a firmar una paz con los espartanos ante el creciente poder de Epaminondas, que fantaseaba con el hecho de unificar Grecia bajo su mando.
Convencida de que había llegado la hora de ganar la guerra, Esparta marchó sobre Beocia. No contaba con el genio militar de Epaminondas que pondría en funcionamiento sus novedosas técnicas en la Batalla de Leuctra, donde el Ejército tebano aplastó a los espartanos. Leuctra hizo que Esparta entregase el testigo de la hegemonía en la Hélade a Tebas.
Epanimondas creó la Liga Tebana donde aglutinó a todas las polis de Grecia central con excepción de Atenas. Para protegerse de las ansias de revancha espartanas, Epaminondas invadió y arrasó Laconia. Allí creó un estado títere mesenio a cuya cabeza se encontraba el propio dirigente tebano. También levantó una confederación arcadia. Estaba claro que Epaminondas buscaba unificar Grecia bajo su mando y aquello provocó las iras de Atenas. El tebano había llegado demasiado lejos.
En el 362 a.C. Epaminondas marcha al frente de un Ejército para conquistar Mantinea. No tardó en enterarse de que tropas espartanas al frente de Agesilao II acudían en auxilio de la ciudad. Epaminondas comprendió que Esparta había quedado sin guarnición al estar movilizados todos los varones en edad de luchar, lo que tentó a Epaminondas a marchar contra Esparta. Sin embargo, Agesilao II leyó bien la maniobra tebana y movilizó a sus soldados hacia Esparta de modo que cuando el Ejército Tebano llegó, los espartanos ya se encontraban allí.
Epaminondas vaciló al ver como su plan de tomar Esparta por sorpresa se hundía, Epaminondas marchó sobre Mantinea, que recibió refuerzos atenienses. En la Batalla de Mantinea Epaminondas mostró su habilidad como comandante al engañar a sus enemigos atenienses ( y a sus refuerzos espartanos) al hacerles creer que se estaban retirando para posteriormente atacarles. Tebas volvió a vencer pero tuvo que pagar un precio muy alto: Epaminondas fue mortalmente herido en esa batalla.
Los médicos que revisaron su herida dijeron que si extraían la punta de la lanza, Epaminondas moriría desangrado. El líder tebano preguntó por dos oficiales a los cuales quería legarles el poder, pero estos hombres habían caído. Epaminondas recomendó entonces que se firmase la paz y declaró que moriría sin ser vencido. Acto seguido ordenó que le extrajesen la punta de la flecha y expiró.
Los médicos que revisaron su herida dijeron que si extraían la punta de la lanza, Epaminondas moriría desangrado. El líder tebano preguntó por dos oficiales a los cuales quería legarles el poder, pero estos hombres habían caído. Epaminondas recomendó entonces que se firmase la paz y declaró que moriría sin ser vencido. Acto seguido ordenó que le extrajesen la punta de la flecha y expiró.
Tebas perdía así a su más valioso jefe militar y su efímera hegemonía. Epaminondas moría invicto pero sin cumplir con sus objetivos políticos: la unificación de Grecia algo que lograría más tarde un discípulo suyo: Filipo II, futuro Rey de Macedonia.
Aunque fracasó en sus objetivos políticos de unificación de Grecia, la hegemonía tebana supuso un interesante receso al binomio director de la política griega formado desde las Guerras Médicas por Esparta y Atenas. Sin embargo, lo personal de esta primacía regional provocó que se derrumbase una vez desaparecido su artífice.
FUENTE: Tebas contra Esparta. Odio a muerte en la Antigua Grecia en "Historia y Vida" nº473 pp.60-63